Por: Eduardo Dangond Castro
El gobierno como el rey de la selva pretende imponerse ante sus súbditos más por la fuerza del presupuesto a repartir que por la fuerza de las ideas, el ejemplo o el buen gobierno.
El pueblo como ovejas borregas son dirigidas y gobernadas hasta donde Vicente y sus chirrido de protesta son objeto de burlas, exageraciones guerreristas o enjuiciadas desdibujándose la ley natural de la vida como serian vivir diferente, caminar diferente y aullar diferentes.
La sociedad como burros da con el hocico a sus propios, segrega y discrimina entre razas y colores hasta el punto de equiparar a los incultos con los indios ignorando que los indígenas poseen la cultura más rica y milenaria del universo.
Más grave aún, resulta la inexplicable decisión a veces mayoritaria del rebaño de validar reyezuelos Endiosados e idolatrados a quienes sin poseerlo le otorgan el hálito de Mesías para resolver lo divino, lo humano, lo inhumano y lo salvaje.Olvidando los pasajes de la historia que en la mayoría de casos estos reyezuelos o mesías han dejado por legado más problemas que soluciones.
La justicia, en lugar de ser como madres que en su naturaleza cuidan y defienden a cada uno de sus hijos se auto destruyen conduciéndose al abismo de la connivencia, laxitud y prohijando a que Impere la ley de los más fuertes de la manada o de los más salvajes o poderosos.
Los medios de prensa repiten como pericos los mensajes de la Paloma mensajera de la buena nueva , la señal de la panacea l o el advenimiento de La Paz,
La clase política, se desnaturaliza cada día más cuando se desvive a picotazo limpio por el plato de la mermelada para acrecentar su estómago personal sin percatarse de la existencia de su iguales de especie y raza a quienes realmente debe su exhalación.
! Qué clase de animales ! Asnos ? Si destruimos todas las especies a nuestro alrededor por capricho, por deporte o por simple afán de devorarla. no nos percatamos siquiera que las demás especies cumplen una función especial de protección de la tierra.! Que Bestias!.
La humanidad en lugar de dar con su inteligencia desarrollada dentro de los parámetros de convivencia, concordia y armonía para garantizar la supervivencia de su especie acude por el contrario a la fuerza animal y salvaje para imponerse contra propios y semejantes hasta el punto de colocarse en peligro de destruirse mutuamente su propio hábitat y la vida de la especie humana. ! Que salvajes! Es imperdonable que la única raza con inteligencia actúe desaforadamente deslumbrándose por el brillo del enriquecimiento del dinero a costas que finalmente no haya nada que comprar ante el holocausto ambiental enmarcado en el desarrollo brutal.