“Hoy la violencia me arrebata a este niño que se convirtió en un hombre bueno , esposo
amoroso, padre ejemplar y líder honrado y valiente “. Expresó su padre , Miguel Uribe
Londoño.
El miércoles 13 de agosto de 2025, Colombia se conmovió durante la despedida a Miguel
Uribe Turbay, el joven senador y precandidato presidencial cuya vida fue arrebatada por
la violencia. Su partida, dos meses después de un brutal atentado perpetrado en Bogotá ,
que conmocionó al país y reabrió las heridas de un pasado que parecía superado.
Las honras comenzaron en el Salón Elíptico del Congreso de la República, un lugar que
fue testigo de la lucha política de Uribe Turbay. Allí estuvo en cámara ardiente, mientras
líderes políticos, congresistas y miles de ciudadanos se acercaban para expresar las
condolencias a sus familiares y darle el último adiós.



En este recinto, su padre, Miguel Uribe Londoño, rememoró el dolor que lo golpeó 34
años atrás con el asesinato de su esposa, Diana Turbay. Con la voz quebrada, lamentó
que la misma violencia le arrebatara ahora a su hijo, dejando a su nieto Alejandro en la
misma dolorosa situación. Un eco del pasado que resonó con fuerza en el presente.
En la Catedral Primada de Colombia se realizó la misa exequial , cargada de emotividad y
fe. El cardenal Luis José Rueda Aparicio, en su homilía, hizo un llamado a transformar el
dolor en unidad y a detener la «fábrica de muertos» que ha marcado la historia del país.
Una escena que capturó la atención de todos fue el momento en el que Alejandro, el hijo
de 4 años del senador, se acercó al féretro con una rosa blanca en la mano, un gesto de
amor infantil que se detuvo cuando la flor cayó al suelo, de inmediato el pequeño la
recogió y la puso de nuevo en su lugar con un gesto tierno, que reflejó la inocencia en
medio del dolor.

La esposa de Miguel, María Claudia Tarazona, con una fortaleza admirable, con sus hijos
a su lado, agradeció a los médicos que lucharon por la vida de su esposo y prometió criar
a sus hijos sin odio ni rencores. Su discurso culminó con una emotiva promesa: «Te voy a
amar cada día de mi vida hasta que llegue mi momento de encontrarme contigo en el
cielo.»
Por su parte, Uribe Londoño, padre del político asesinado, dijo con contundencia: “Esta guerra
tiene culpables y responsables. Lo sabemos. No tenemos ninguna duda de donde viene la
violencia, no tenemos dudas de quien la promueve, no tenemos duda quien la permite. Tenemos
que plantar cara a esto y decir No más, no más, no más.
No podemos quedarnos en la resignación y la simple pasividad aunque el dolor y la sed de
venganza quieran nublar nuestro juicio, intentar responder de la misma forma que nos atacan, es
cuando hago un firme llamado a actuar con nuestra más pura esencia colombiana, esa compuesta
por la serenidad, la inteligencia y la responsabilidad. Como colombianos nuestra responsabilidad histórica es seguir unidos a pesar del horror, para derrotar a la oscuridad que nos quiere postrar y
condenar para siempre. Eso es lo que Miguel hubiese querido que hiciéramos. Hagámoslo. Y
luchemos juntos en unidad nacional. Los convoco a que respondamos este hecho siniestro y
cobarde con civismo y profundo patriotismo para defender nuestra forma de vida: la democracia;
no le demos el gusto a quienes promueven la violencia, respondamos con acción inteligente y más
democracia. Movilicemos la nación. Este presente no puede ser el mañana. Colombianos,
abramos los ojos, Despertemos de esta pesadilla. Pues desde ya tenemos que organizar y
movilizar, es la mejor manera de honrar a mi hijo Miguel. Luchar todos juntos para construir un
país sin violencia, un país de oportunidades, una Colombia con futuro. Nadie lo va a hacer por
nosotros. Llego la hora de que todos actuemos. Llego la hora”.
Preguntó cuál será el liderazgo encargado de tomar el legado de Miguel, dirigiendo sus palabras al
expresidente Álvaro Uribe Vélez. Hizo énfasis en que “tenemos una oportunidad única de frenar
esta locura en 2026”.
Además de los Expresidentes de Colombia, César Gaviria , Juan Manuel Santos y
Ernesto Samper, hicieron presencia los delegados del gobierno de Estados Unidos , el
encargado de Negocios, John McNamara y el subsecretario de Estado, Christopher
Landau, como muestra del compromiso y la solidaridad con el pueblo colombiano. Cabe
anotar que un día antes del atentado, Uribe Turbay sostuvo una reunión con McNamara.
El compositor y cantante Yuri Buenaventura, autor de “El Guerrero “interpretó esta
composición por petición de sus familiares, tocando las fibras más sensibles de todos. A
la salida del recinto, invitó a reflexionar sobre el dialogo y la tolerancia, hizo un llamado al
respeto y la convivencia, para construir un país más justo.
Tras la ceremonia religiosa, el cortejo fúnebre se dirigió al Cementerio Central de Bogotá.
Allí, en un acto privado y con oraciones del rito maronita, las raíces libanesas de la familia,
Miguel Uribe fue sepultado.

Cientos de miles de personas en todo el mundo siguieron las transmisiones y
publicaciones por televisión y por redes sociales demostrando a través de los comentarios
la consternación y solidaridad ante el magnicidio. Días después continúan llegando mensajes que evidencian el impacto causado por este suceso que ha herido profundamente la democracia.