
Por José Atuesta Mindiola
I
La muerte con su capote
de gris y triste color
hoy se llevó al cantor
Lázaro Alfonso Cotes.
Siento en mi alma un cipote
dolor de melancolía,
como tal vez él diría
con su sentido jocoso;
era un hombre gracioso
del verso y la melodía.
II
Cuando un cantor se muere
Él se va, pero quedando
porque seguirá cantando
las canciones que más quiere.
La ausencia física hiere
pero el recuerdo nos queda,
el alma se ve muy leda
escuchando sus cantares,
y una estrella en los altares
entre sus versos se enreda.